Hoy, escuchamos de numerosos casos de tortura y otros actos inhumanos que surgen en todo el mundo. El Club de Prisioneros Palestinos ha informado que el sesenta por ciento de los niños palestinos que son arrestados por la ocupación israelí son torturados verbal, física o psicológicamente. Otras partes del mundo ven a migrantes y refugiados torturados bajo custodia y abandonados a sufrir en centros de detención donde son sometidos a todo tipo de abusos. Estos hechos alarmantes me llevaron a la reunión de la Tercera Comisión en la Sede de las Naciones Unidas, donde los Estados miembros se reúnen para discutir temas de la agenda relacionados con una variedad de asuntos sociales, humanitarios y de derechos humanos que afectan a personas en todo el mundo.
Se escucharon declaraciones del Presidente del Comité contra la Tortura, el Presidente del Subcomité para la Prevención de la Tortura (SPT) y el Relator Especial sobre la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, seguidos de respuestas a preguntas de los Estados miembros. El sentimiento general de la reunión se centró en qué medidas, políticas y acciones preventivas se están tomando para abordar la existencia de la tortura a nivel mundial. La conversación sobre la tortura se da en el contexto de los derechos humanos. La tortura es la máxima violación de la dignidad inherente de una persona. Si bien se han tomado medidas sin precedentes para erradicar la tortura, todavía se sigue practicando con impunidad en todo el mundo, como podemos ver a la luz de los acontecimientos recientes. Las declaraciones realizadas por los Presidentes y el Relator destacaron la responsabilidad compartida por todos de mantener la promesa de la dignidad humana para todos abordando y aboliendo este acto deshumanizador.
Se llamó la atención de los Estados Miembros sobre la importancia de los mecanismos de prevención, con la necesidad de implementar las estrategias propuestas por el Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura como catalizador vital del cambio. El presidente del SPT enfatizó que se debe prestar más atención a la implementación práctica de las recomendaciones hechas en todo el sistema de las Naciones Unidas, con especial atención a la política de prevención para que haya menos oportunidades de que se produzcan torturas y otros actos inhumanos. En su informe, el Relator enfatizó la necesidad de que los Estados ratifiquen una legislación que cumpla con las leyes internacionales contra la tortura. A través de esto, recordó a los Estados Miembros que tienen el deber de establecer mecanismos y protocolos nacionales de prevención en todas las dimensiones de la sociedad. La recomendación más importante que hizo fue que los estados deben desarrollar vías seguras y sostenibles para la migración regular, de modo que estén protegidos de ser tratados de manera inhumana, forzados a ingresar a rutas ilegales y, en consecuencia, ser víctimas de redes criminales. A la luz de la actual crisis de migrantes y refugiados, se enfatizó que la detención prolongada de migrantes no debería ocurrir ya que estas condiciones son vulnerables a entornos de tratamiento de tortura. La dignidad humana del migrante es fundamental. En sus respuestas quedó claro que, en general, hubo un gran apoyo a la lucha contra la tortura y una noción consensuada de que se trata de un acto inadmisible.
Autor: Greta Hunt, Representante de la Juventud