La vida humana depende de fuentes adecuadas de energía para proporcionar agua, alimentos, educación, atención médica, comunicación y empleo adecuado. Por lo tanto, proporcionar a todas las personas la energía adecuada es una obligación moral y ética para todos.
Se deben ampliar los recursos energéticos alternativos si queremos mantener la vida humana - de hecho, toda la vida - en la Tierra y reducir el número de personas que viven en la pobreza. Sin embargo, dicho desarrollo debe llevarse a cabo en armonía con los límites naturales de la Tierra, es decir, reconociendo los límites de los recursos de la Tierra y la necesidad de restaurar nuestro medio ambiente dañado mientras se desarrollan nuevas fuentes de energía que sean renovables de forma sostenible, no contaminantes y asequibles para los más necesitado y accesible a todos. La planificación a largo plazo es esencial para lograr esto a nivel local, nacional y global.
(El Grupo de Trabajo para el Desarrollo Sostenible e Integridad de la Tierra del Comité de ONG sobre Desarrollo Sostenible & #8211; noviembre de 2013)