Una vez más, tuve la oportunidad de participar virtualmente en los eventos paralelos de la sociedad civil que tuvieron lugar simultáneamente al 60° período de sesiones de la Comisión de Desarrollo Social de las Naciones Unidas (CSocD60) del 7 al 16 de febrero de 2022 celebrado en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.
Estamos en el umbral de la historia y necesitamos cambiar. Además de la paz, necesitamos alcanzar la tranquilidad y la lucidez necesarias para que este conflicto armado que hemos presenciado en estos últimos días llegue a su fin, ya no podemos perder el paso.
Necesitamos abordar los problemas sociales más profundos, especialmente la pobreza, el desempleo, la violencia y la exclusión social. Necesitamos una sociedad que responda más eficazmente a las necesidades materiales y espirituales de las personas, las familias y las comunidades.
Fueron días importantes para:
- primero, avivar la esperanza en un mundo en el que todas las personas puedan vivir con calidad y armonía en este Hogar que es común;
- segundo, comprender la importancia de pensar en un nuevo Contrato Social que valore la colaboración inclusiva, asegurando el respeto y la dignidad de las poblaciones más vulnerables, para que todas las personas tengan las mismas oportunidades y,
- finalmente, la posibilidad de superar estas brechas que dejó la pandemia, y ahora, de este conflicto armado, unir nuestras fuerzas, creando vínculos y tomando las medidas colectivas necesarias para construir un mundo más igualitario.
El importante papel de la Comisión
A lo largo de estos 76 años, la Comisión ha estado promoviendo la inclusión social y la dignidad de las personas más vulnerables, incluidas las personas mayores, los jóvenes y las personas con necesidades especiales. A través de la comisión, es posible debatir el tema emergente, resaltar temas críticos, generar conciencia, compartir soluciones innovadoras y establecer asociaciones y alianzas entre diferentes grupos y sectores de la sociedad. Y de esta manera fortalecer el espíritu de solidaridad global para buscar resultados concretos en el enfrentamiento, sobre todo, a los efectos de la pandemia de la COVID-19, el hambre y la pobreza.
En la sesión inaugural, la señora María Del Carmen Squeff, presidenta del 60º período de sesiones de la Comisión de Desarrollo Social, destacó que es fundamental trabajar en las necesidades de los más vulnerables. La Comisión no sólo discutiría estrategias para hacer frente al impacto que ha generado la pandemia, exacerbando los problemas de hambre en el mundo, sino que, sobre todo, podría ser una oportunidad para buscar soluciones efectivas a los problemas que se agravaron a consecuencia de ella. de Covid-19. Hay muchos desafíos, las debilidades están en marcha y el sentimiento de abandono en muchas partes del mundo está latente, pero necesitamos garantizar una vida digna para todas las personas.
El notable trabajo de la Sociedad Civil
Los Eventos Paralelos son responsabilidad de la Sociedad Civil y es fundamental que las partes involucradas puedan tener voz dentro del problema presentado, sensibilizar al resto de participantes, compartir soluciones innovadoras y crear vínculos para futuras alianzas.
La Sra. Maria-Laura Fornella-Oehninger, copresidenta del Comité de ONG para el Desarrollo Social, también destacó en la sesión inaugural del evento que debemos escuchar el grito de todas las voces y que un contrato social renovado será primordial para garantizar los derechos sociales básicos, poner fin a la discriminación e invertir en la dignidad humana y el bienestar de todas las personas.
La oportunidad de participar en eventos paralelos.
Más de 40 eventos paralelos en línea, que cubrían una variedad de temas relevantes, estuvieron abiertos a la participación de todas las personas de las distintas delegaciones y países. Proporcionó un espacio significativo para hablar, escuchar y crear conciencia.
En el seminario web “Hambre y trata de personas: intervenciones y buenas prácticas de organizaciones religiosas” (coorganizado por nuestra oficina de ONG de la ONU con la Soberana Orden de Malta y con la cooperación del Centro Social Mary Ward de Kolkata, Mary Ward Loreto Albania y RENATE), tuvimos la oportunidad de comprender cómo las organizaciones religiosas están respondiendo activamente a la necesidades de las personas afectadas por la pobreza y el hambre a causa de la pandemia, especialmente los niños y las mujeres. Las mujeres migrantes, que forman parte del grupo de los más vulnerables, se convierten en blanco de explotación laboral o sexual.
El Dr. Michel Veuthey, Embajador de la Soberana Orden de Malta para Vigilar y Combatir la Trata de Seres Humanos, destacó que la pobreza multidimensional afecta directamente la dignidad de las personas, dejándolas más vulnerables a tantas “carencias” – falta de nutrición, movilidad, educación, vivienda y saneamiento, trabajo y oportunidades. Estas carencias posibilitan este tipo de explotación laboral y sexual.
Sor Imelda Poole ibvm, presidenta de RENATE (Red Europea de Religiosos) dijo que no podemos hacer la vista gorda ante esta triste realidad. Es crucial saber que el trabajo forzoso y la trata de personas son crímenes horrendos que generan $150 mil millones anualmente en ganancias ilícitas. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), victimiza a unos 40,3 millones de personas, incluidos 24,9 millones en trabajos forzados y 15,4 millones en matrimonios forzados. Una de cada cuatro víctimas de la esclavitud moderna son niños.
He escuchado, reflexionado y debatido muchas otras cosas y tenemos que trabajar para fomentar estas reflexiones. Ahora es el momento de “arremangarnos” y unir fuerzas porque, como nos inspira Beto Guedes, compositor brasileño, “¡uno más uno es siempre más que dos!”
Autor: Lia Andriani (Delegada ONUNGO Brasil)
